Viernes 6 de Diciembre
" 12 »Muchas cosas me quedan aún por decirles, que por ahora no podrían soportar. 13 Pero cuando venga el Espíritu de la verdad, él los guiará a toda la verdad, porque no hablará por su propia cuenta, sino que dirá solo lo que oiga y les anunciará las cosas por venir." (Juan 16: 12-13)
No hay algo peor que esperar respuestas, claridad y comprensión, cuando estamos sufriendo. Sin embargo, esas palabras íntimas de Cristo insinúan que un día lo entenderemos y lo sabremos.
¿Pero cuándo? ¿Cuándo nos dirá el Espíritu de la Verdad qué hacer con todo esto? Porque seguimos aquí, entre la incertidumbre y el no saber. Estamos aquí luchando con la duda y el miedo de lo que este mundo se transforma, el cómo serán nuestras vidas, y qué depara el futuro para nuestros seres queridos-esperando nuestra “medicina”. Esperando el trabajo. Esperando que las cosas sean más fáciles. Pero quizá toda esta espera nos esté enseñando algo sobre el Adviento. Hay una historia poderosa a la que suelo recurrir cuando pienso en la inquietud, producto de la espera. Se basa en las creencias y acciones de un teólogo alemán de la Segunda Guerra Mundial,
Tras el fracaso de su complot para derrocar a Hitler, Dietrich Bonhoeffer escribió estas poderosas palabras desde la cárcel: "No todos pueden esperar, ciertamente ¡no quienes están satisfechos, contentos y sienten que viven en el mejor posible de los mundos! Quienes aprenden a esperar están inquietos por su modo de vida, porque han visto una visión de grandeza en el mundo del futuro y esperan pacientemente que se cumpla.
La celebración del Adviento sólo es posible para quienes tienen el alma turbada, sabiéndose pobres
e imperfectos y esperan que algo más grande venga ". 1
Puedes experimentar una terrible sensación de desasosiego cuando esperas. Pero no eres el único: no estamos solos en ese sentimiento. María, soltera, no sabía qué pasaría cuando quedara embarazada. José no sabía qué pasaría al aceptar a María. Los reyes de oriente no sabían lo que encontrarían al final de su viaje, ni al desobedecer a Herodes. Por eso, estaremos en buena compañía, con todos los que aprenden a esperar con esperanza.
Ayúdame, oh, Dios, a descansar en Ti cuando tengo que esperar - cuando no tengo todas las respuestas - cuando me siento estirada y tironeada por la incertidumbre que me rodea. Ayúdame a recordar que debo apoyarme en Tu fuerza y en Tu amor. Amén
1 Dietrich Bonhoeffer. Sermones de Navidad de Dietrich Bonhoeffer. Ed. Edwin Robertson. (Nueva York: Harper Collins, 2005). 21.