Lunes 2 de diciembre
24 »Por tanto, todo el que me oye estas palabras y las pone en práctica es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. 25 cayeron las lluvias, crecieron los ríos, soplaron los vientos y azotaron aquella casa; con todo, la casa no se derrumbó porque estaba cimentada sobre la roca.” (Mateo 7:24,25)
Hay algunas verdades en las que debemos apoyarnos. Estas verdades nos ayudan a atravesar los momentos más impensables, verdades que nos envuelven y nos reconfortan. Verdades que son más amplias y profundas que esos temas trillados que solemos oír de simpatizantes bien intencionados en momentos de lucha. Afirmaciones como: "Lo que no mata engorda". Cuando nuestras vidas se están deshaciendo, ya no tenemos paciencia para escuchar débiles intentos de reparar o maquillar el dolor que experimentamos. A menudo no hay palabras que puedan llenar el vacío doloroso. Lo que necesitamos es un arreglo sólido, uno completo que restaure y traiga paz. A eso se refería Cristo Jesús cuando dijo que construyéramos nuestra casa sobre la roca. Cuando las tormentas inevitablemente llegan (fíjate que Él dijo "cuando", no "si" o "en caso de emergencia"), necesitamos algo más firme en qué nos apoyemos.
Al venir al mundo, Jesús vino para ser nuestro cimiento firme -uno de amor, verdad, compasión y larga fidelidad- no de sutilezas vacías. Es aquí donde podemos encontrar descanso de la tormenta y verdades donde nos apoyemos.
Dios misericordioso, cuando me enfrente a las tormentas de la vida, ayúdame a recordar que Tú eres mi cimiento firme. Puedo descansar en Ti. Amén.